Masaje Bioenergético



Hay una fuerza, una energía vital vibrando en lo profundo de todo lo creado, que mantiene, conecta y entretiene la existencia; en un continuo intercambio de esa esencia.
Una técnica aplicada en esa intención y reconocimiento de la bioenergia, podría ser tenida en cuenta como bioenergética.
Decir que muchas de nuestras tareas y actividades de la vida personal o profesional se encuadran dentro de este enfoque seria muy facil y  apresurado porque no es así.
Para que una experiencia sea considerada bioenergética tiene que respetar un requisito, sobre todo si la acción será parte de un tratamiento: ser llevada a cabo con "presencia" conciencia.
Nuestro cuerpo, la postura, actitudes, son el efecto de nuestro legado ancestral e infinidad de causas, que a lo largo de nuestra experiencia vital nos plasmó en este instante como lo que somos.

Casi totalmente, sin nuestro conocimiento, nos moldearon, convirtiéndonos  en herederos inconscientes de programaciones pasadas, suposiciones, prejuicios, miedos y otras actitudes que modificaron nuestro modo de evolucionar.
Si podemos reconocer orgánicamente lo que acabamos de mencionar es posible que podamos dejar de repetir hábitos y conductas que han condicionado nuestra vida, y capitalizar otras posibilidades disponibles en el cuerpo.

         Este masaje es ideal para vivenciar esas capacidades disponibles, desarrollando nuevos acuerdos con nuestra energía vital, modelando en forma diferente el cuerpo, la vida y el modo en que interactuamos con los demás.

Nuestro modo de contacto coincide esencialmente con el masaje reflejo. Este modo holístico de observar al “ser” como una unidad o totalidad que se manifiesta en diversos niveles, cuya permanente interrelación solo se ve distorsionada por una manera fragmentada de vivenciar la vida y nos invita a comprender que el universo se desenvuelve en una continua evolución, siendo la percepción personal o social de lo correcto lo que genera las diferentes posibilidades de evolución, a veces llamadas inadecuadamente enfermedades o conflictos, aunque también padecemos en menor porcentaje patologías heredadas.

La fragmentación en la cual vivimos nos lleva a creer que un dolor o lesión de rodilla, un paso adelante dado a destiempo, o porque no, una patada o la incertidumbre de conservar el trabajo, solo por dar algunos ejemplos, no se relacionan con nosotros, como si nuestra vida iría por un lado y nuestro cuerpo por otro desconectados. Cuantos de nosotros alguna vez cuando tuvimos que contar  o explicar algo que era importante y  justo el día antes, nos quedamos disfónicos. Aquí y ahora, un buen momento para aumentar el magnetismo de la causalidad y comenzar a descreer de la casualidad.
Uno de nuestros modos de expresarnos es plasmando nuestras experiencias en diferentes canales energéticos en el cuerpo y si esas vías o caminos se van cerrando la energía expresiva tiende a congelarse en una o varias de esas áreas, especifica para cada caso.
Esto se vincula íntimamente con la lectura corporal debido a que prestigiosos profesionales de la bioenergética han desarrollado diversos biotipos caracterológicos, que son coincidentes con tratados en el campo de la psicología y psiquiatría, complementándose así posibilidades terapéuticas a través de un mayor conocimiento de la relación cuerpo mente.
Volviendo al tema de la bioenergía el cuerpo del hombre no es tan rígido  ni tan sólido como lo hemos creído siempre, considerando que lo físico es la condensación de la energía en materia, además de conservar otras energías que circulan libremente a nuestro alrededor, ínter penetrándonos, recorriendo la cubierta corporal y extendiéndose más allá de ella.
Cualquier obstrucción en el movimiento energético hace que esta deba buscar otro camino para expresarse o bien se retrae reforzando el movimiento en la dirección contraria o generando así la disfunción de algún centro de energía, ya sea por hiper o hipoactividad.
Los centros de energía de nuestro cuerpo tienen correspondencia con las glándulas de secreción endocrina, conocidos también con el nombre de chakras.
Ya que estos centros se ubican en el cuerpo, pueden ser estimulados a través de las técnicas que utilizamos en la piel.
Lo explicado justifica nuestra pasión por el contacto y el cuidado de su calidez terapéutica. 

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